Localidad: Gumiel de Izán

Fecha: Fiesta de Carnavales

Carnavales de Gumiel de Izán: el “pelele” y el “Entierro de la sardina”


El significado de la palabra pelele según la Real Academia Española es:

 

“Figura humana de paja o trapos que se suele poner en los balcones o que mantea el pueblo en las carnestolendas”.

Y otra de sus acepciones es: “Persona simple o inútil”.

En Gumiel de Izán la tradición carnavalesca del pelele está muy arraigada, prueba de ello es que en la
actualidad en carnaval se mantea al “pelele” al ritmo que va marcando la canción que abajo proporcio-
namos. Esta canción tiene muchas versiones en muchos lugares de España.

El “pelele” en Gumiel de Izán suele ser un muñeco de paja vestido con ropa vieja de hombre y también
suele llevar  una boina y la cara pintada.

El “pelele” es una representación burlesca del hombre, lo cual se muestra en la canción del pelele que
está llena de ironía y picardía.

 

Canción del pelele

 

Historia de la tradición del “pepele”

El pelele es un juego español que consiste en crear un muñeco de trapo relleno de paja o de trozos viejos de telas,

que simboliza una figura impopular, y mantearlo. Según el autor Frederic V. Grunfeld, libro  Los juegos del mundo,

ha sido una de las formas en que las mujeres españolas han protestado contra la arrogancia masculina y

se han desquitado de ella.

En el juego del pelele, mientras el muñeco es lanzado por los aires, las jóvenes cantan unas canciones burlescas

con rimas como: «El pelele está malo. / ¿Qué la daremos? / Agua de caracoles / que cría cuernos». O también

se entonaba: «Pelele, pelele, / tu madre te quiere, / tu padre también, / todos te queremos. / Arriba con él».

El juego del pelele aparece  en un cuadro de don Francisco Goya, “El pelele” en el que  se ve a unas mujeres

jóvenes con el muñeco en el aire, en la mitad de su vuelo, mientras ellas se regocijan con su manteada.

El juego del pelele también aparece en el “Quijote” en el que usan al pobre Sancho como pelele.

 

El carnaval en Gumiel de Izán termina con el “entierro de la sardina”, en el cual los hombres

se visten de curas y de monaguillos y las mujeres hacen como si lloran lamentando la muerte

de la sardina.